La siguiente es una historia de amor. Cualquier parecido con otros romances es pura coincidencia.
Mientras pienso como comenzar este post, mi mente se enajena por un momento y retoza con la m’usica de Mana.Aquel tema del Muelle de San Blas que tanto tatarie en el pre, y comprendo: las historias de espera y de muerte… pueden ser tambien de amor
Esta en particular comienza el 20 de marzo de 1537, fecha en las que la Corona española nombra a Don Hernando de Soto séptimo gobernador español en Cuba, con la idea de que organizara una expedición a la Florida, debido a la cercanía de la Isla a la península descubierta por Ponce de León. Unas semanas despues Don Hernando finalmente parte a cumplir aquella mision, dejando la administracion de la Isla en manos de su quedirda esposa: Doña Isabel de Bobadilla.
Según crónicas de la época, Hernando fue nombrado, en 1537, séptimo gobernador español en Cuba, Adelantado de la Florida y Comendador de la Orden de Santiago. Dos años después partía al frente de una expedición desde la Habana hacia la Florida y Doña Isabel quedaba a cargo del gobierno de la Isla.
Y cuenta la leyenda que desde ese día, más que atender al gobierno, doña Isabel se pasaba horas enteras en lo más alto del castillo -que por aquel entonces era vivienda del gobernador de Cuba-, escrutando el horizonte con la esperanza de ver aparecer los barcos que le regresaban a su amado esposo. Aquella vigilia de años, convirtió a Isabel en un personaje legendario. Soto nunca regresó, murió en las cercanías del río Missisipi, el 30 de junio de 1540, pero su leal esposa continuaba esperándolo. Dicen que Isabel finalmente murió de amor.
La historia conmovió a muchos, entre ellos el escultor Martín Pinzón quien años más tarde, talló una figura en homenaje a Isabel. La estatuilla fue mandada a fundir en bronce por el entonces gobernador, Juan de Bitrián y Viamontes.
Concluida la obra, se colocó a modo de veleta sobre la torre del Castillo de la Real Fuerza y se bautizó con el nombre de Giraldilla, en recuerdo del Giraldillo que corona la torre árabe de la Catedral de Sevilla, ciudad natal de Bitrián y Viamontes.
La Giraldilla es una veleta y reproduce la figura de una joven mujer que sostiene en su mano izquierda, la Cruz de Calatrava, una de las cuatro órdenes de caballería en que militaban los hidalgos y la nobleza española y a la que pertenecía el gobernador.
Mide unos 110 centímetros de alto y tiene en su pecho un medallón donde puede leerse el nombre del artista que la creó.
La figura que hoy se alza en la atalaya del extremo noroeste del Castillo de la Real Fuerza, no es la estatua original, la misma se conserva en el Museo de la Ciudad protegida del paso de los años y la furia de la naturaleza desde que la derribara de su pedestal el ciclón de octubre de 1926.
A casi 500 años de su creación, La Giraldilla ha dejado de ser sólo un símbolo de amor y fidelidad para fundirse en la identidad de una ciudad que vive, sueña y construye bajo su mirada. Hoy, viajar a La Habana y ver la giraldilla es parte del curioso recorrido de muchos turistas que visitan la capital.
Desde su construcción, La Giraldilla de la Habana es el símbolo más antiguo de los que caracterizan a la capital habanera, y esa silueta de mujer da la bienvenida a los que se asoman al puerto habanero, a la vez que observa con amor a los que recorren la zona más antigua de la ciudad.
Disfruten de la letra de la canción, y verán cuanto de común tiene las historias…
Uuuuh... Ella despidió a su amor el partió en un barco en el muelle de san Blás. El juró que volvería y empapada en llanto ella juró que esperaría. Miles de lunas pasaron y ella siempre estaba en el muelle esperando. Muchas tardes se anidaron se anidaron en su pelo y en sus labios. Llevaba el mismo vestido y por si él volviera no se fuera a equivocar. Los cangrejos le mordían su ropaje su tristeza y su ilusión. Y el tiempo se escurrió y sus ojos se le llenaron de amaneceres. Y del mar se enamoró y su cuerpo se enraizó en el muelle. Sola... Sola en el olvido Sola... Sola con su espíritu Sola... Sola con su amor el mar Sola... en el muelle de san Blás. Su cabello se blanqueó pero ningún barco a su amor le devolvía. Y en el pueblo le decían le decían la loca del muelle de san Blás. Una tarde de abril la intentaron trasladar al manicomio. Nadie la pudo arrancar y del mar nunca jamás la separaron. Sola... Sola en el olvido Sola... Sola con su espíritu Sola... Sola con su amor el mar Sola... en el muelle de san Blás. Oooh... Sola... Sola en el olvido Sola... Sola con su espíritu Sola... Sola con el sol y el mar Sola... Ooh Sola... Sola en el olvido Sola... Sola con su espíritu Sola... Sola con su amor el mar Sola... en el muelle de san Blás. Ooooh... Eeeeh... Se quedó, se quedó sola, sola. Se quedó, se quedó con el sol y el mar. Se quedó ahí se quedó hasta el fin. Se quedó ahí. Se quedó En el muelle de san blásOoooh....Sola, Sola se quedó sola sola. |
Fuente: musica.com |
ESPERO QUE LO HAYAN DISFRUTADO….
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Me encanto el post, sobre todo por la cancion del final, me encanta Maná
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